Y corrieron a través de la selva, sortearon animales, troncos caídos, pozos en el suelo... el miedo podía con ellos. Tan solo querían huir, alejarse del volcán y dejar atrás a sus perseguidores, los cho-cho's, unas criaturas primitivas comandadas por Rudolf, un alemán perdido en la Isla de Flores.

Llegaron al faro. Nutty, Simmons y Smity subieron arriba mientras los demás guardaban la entrada. Los restos de un humano empuñando una escopeta recortada les esperaban en la sala superior. Smity intento, inútilmente, hacer funcionar el faro. Nutty cogió la recortada que, aunque un poco vieja, aun parecía funcionar. De pronto Dempsey gritó: ¡Ya vienen!

Bajaron rápidamente con las intenciones claras: había que ir hasta la barca que habían visto desde el faro. Nutty le dio su arma a Dempsey mientras él se encargaba de hacer uso de la recortada. Rodearon el faro. Dejaron a los heridos en el suelo y se dispusieron a echar la barca a la mar mientras Nutty, armado con el poco valor que le quedaba y la vieja escopeta intentaba contener a los humanoides que se acercaban cada vez más...

¡Boum! Uno de los cho-cho's quedó pálido al ver un enorme boquete abierto en su estómago. Los otros, asustados se echaron al suelo. Parecía como si esta arma les infundiera temor. Nutty siguió disparando, con más o menos suerte que la primera vez, alentado por el poder destructivo del arma, mientras que los demás, nerviosos, intentaban hacerse a la mar.

Fue entonces, cuando ya casi llegaban al agua, cuando se oyó una tremenda explosión. Todos giraron la cabeza y vieron a un Kevin Nutty cubierto de hollín intentando levantarse del suelo. Ya no tenia la escopeta, la vieja arma había dado más de lo que podía ofrecer. Por suerte Kevin no sufrió heridas. Simmons sacó si arma y relevo al ingeniero en las labores de contención.

Y al fin la barca llegó al mar. Se subieron a ella y remaron... había que escapar de la isla, hacia donde fuera, no importaba el rumbo, la cuestión era salir de ahí. Los cho-cho's recuperados ya del miedo a la escopeta prepararon sus arcos y jabalinas sometiendo a los navegantes a una lluvia de proyectiles. Simmons seguía disparando, pero no tenía protección alguna y terminó por caer desplomado dentro de la barca cuando una javalina lo atravesó. Por suerte aún vivía, aunque no por mucho tiempo. No muy distinta fue la suerte que corrió Emily, quien ya estaba malherida al salir del volcán y recibió también el impacto de otro proyectil, cayendo inconsciente al borde de la muerte.

Al fin, la Comisión se alejó lo suficiente. Estaban a salvo de las horribles criaturas que habitaban la Isla de Flores y habían rescatado a Sir Munro-Ferguson, pero...¿donde iban a ir a parar?